esto era uno que tenía tantas cosas
que contarle a otro,
que se le iban acumulando,
y pasaron los días,
y el otro no quería que se las contara,
y las cosas eran más todavía,
y más, y más,
muchas cosas,
se las hubiera tenido que contar en varios días,
día y noche, sin parar de hablar,
pero el otro no quería que se las contara,
también el uno tenía ganas de escuchar
las cosas del otro,
y echaba de menos escucharlas,
y echaba de menos contar las suyas,
pero el otro no quería,
el uno dejó de intentarlo,
ya que vio que el otro no quería escuchar,
y pensó que tendría que hacer algo con las cosas,
que de no contarlas, le harían daño,
como cuando uno no caga en varios días,
que le duele la tripa,
y no es que no las contara a nadie,
que sí lo hacía,
a algún otro le contaba las cosas,
pero también hubiera querido contárselas a ese otro,
y dejar de mirar las esquelas,
y dejar de imaginárselo estampado contra un árbol,
y dejar de imaginárselo comido por los gusanos,
y dejar de imaginárselo contándole las cosas,
para pasar a contárselas de verdad,
pero no hubo forma,
luego llegó un día en que
como no sabía qué hacer con tantas cosas,
y para que no le hicieran daño,
se las metió por el culo,
todas,
y allí se le formó un quiste,
en el culo,
vaya,
qué mala suerte,
por no contárselas al otro,
y llegó otro día en que el otro apareció
y le pidió que le contará las cosas,
pero el del quiste no pudo,
porque se las había metido por el culo,
afortunadamente el otro no necesitaba saber
todas las cosas,
porque cautamente,
sin decirle nada al del quiste,
había mirado en su página de internet,
y había leído las cosas allí,
y había interpretado cómo era su existencia
tomando como base las cosas de la página de internet,
y así se quedó la cosa,
en el culo,