sábado, 12 de abril de 2008

perder

Érase una vez un hombre que empezó a perder partes de su cuerpo y perdió una pierna.
Entera.
Luego un día perdió un brazo.
Después el pie que le quedaba.
Dos meses después perdió una oreja y esa misma tarde el pulgar de la mano que aún tenía, la izquierda.
A la mañana siguiente perdió el índice y el anular.
Ya sólo le quedaban dos dedos, pero ya no le importaba.
Ese mismo día se murió.

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