vejaciones familiares III
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bueno, vale, los patrocinadores serán MbymB, j.c.b. y r.b.,
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gracias, patrocinadores,
el 17 de diciembre de 2008 tuvo lugar un entretenido encuentro futbolístico de dramatarugos contra directores, del que publico un documento inédito, (hay que pinchar para verlo mejor),
y la explicación del encuentro,
10 directores,
13 dramaturgos,
cada uno con sus colores,
el cole en medio,
con sus aulas,
el retiro a un lado,
los profes viendo el partido al otro lado,
9 profes,
el resultado aún está por ver, lo que sí podemos decir es que estuvo muy reñido el partido,
weil ich es r.b. verspricht habe als ich ein bisschen getrunken war
aber nichts wichtig
se suspenden las clases por falta de ganas
se suspenden clases por falta de profesores
se suspenden las clases por falta de alumnos, todos
se suspenden las clases por falta de baños
se suspende el agua por falta de clases
Desde la antigüedad más antigua viene siendo costumbre hacer algo con las uñas de los pies cuando están largas, por ejemplo cortárselas, por ejemplo arrancárselas… Vamos a hacer un repaso a través de la historia, de esta práctica legendaria:
Pero además de todos estos casos bien documentados, hay otra serie de apuntes que son sólo eso, apuntes, pero que ilustran perfectamente las técnicas que seguramente utilizaban otras civilizaciones para hacer desaparecer las uñas de los pies:
- se sabe por pinturas rupestres dentro de las pirámides, que la antigua civilización egipcia se machacaba los dedos de los pies con unas piedras especiales, muy duras y resistentes, piedras de pirámide, concretamente, para que las uñas no crecieran
- en una miniatura de un libro de horas del siglo XIV, se puede apreciar cómo un esclavo tira de la uña de uno de sus señores, y de esto es de suponer que también era una práctica extendida en aquella época, el arrancar uñas para que no crezcan… Y realmente es que cada uno hace con sus uñas lo que quiere…
- el caso de la labranza de la tierra en la Inglaterra medieval ya está comentado
- otro caso llamativo es el de la civilización china arcaica, que en vez de cortarlas, pues creían que esto hacía enfadar a los dioses, las doblaban hacia dentro haciendo formas, y luego cuando alguna uña por casualidad se rompía y se caía, la colocaban en la estantería del salón para observarla por las tardes (no tenían tele), pues sus formas caprichosas llamaban bastante la atención. Solían invitar a familiares y amigos y celebrar un gran banquete cuando una uña se les caía.
Otro tema importante es el de cómo hacer desaparecer las uñas cortadas… En eso hay diversidad de técnicas también, desde engullirlas hasta hervirlas y tomar un consomé… Pero esto es digno de otro estudio aparte.
La conclusión a la que he llegado con este trabajo de investigación es que cada civilización es distinta a la otra en cuanto a costumbres, pero que hay algo innegable: todas las etnias tienen uñas en los pies y estas uñas crecen y hay que hacer algo con ellas. Es inevitable. Forma parte de la evolución de la raza humana.
Julián Montilla
(este es un trabajo de investigación dedicado a los profes y compis del cole)
no hay duda de que esta teoría fue un avance a su tiempo, pues hoy sabemos que cada hipótesis de la teoría manolitoliana es cierta de cabo a culo
conclusión:
todo es culo
estoy pegando chicles de diversos colores en el techo de mi cuarto para, cuando solidifiquen, tener una cúpula de la alianza de las civilizaciones en mi propio cuarto
a veces tambiénm escupo y se queda pegado, mi techo es así, escupo con la boca llena de comida para que se peguen los tropezones
cuando esté terminada mi cúpula de la alianza de las civilizaciones, llamaré al rey a ver si quiere inaugurarla, ¿por qué no?, a lo mejor le apetece
cuando releo lo que escribo, pienso que yo puedo escribir esto y peor
que puedo escribir todavía peor
eso me consuela
a veces odio tanto todo que me sacaría los ojos con sendas cucharas y los pondría debajo de la cama con las mierdas y con las pelusas
a mí me gustaría dar un concierto en el que saliera, se oyera un acorde, y yo dijera al público: "venga", y que cantara toda la canción el público,
y no cantar yo ni una sílaba,
así con cada canción,
H1: "Yo a veces me siento como si no supiera hacer nada. Siento que no valgo para nada. Últimamente, cada vez con más frecuencia. Es asqueroso."
El periódico estaba abierto. No fui yo. Alguien lo había dejado así antes. Siempre había leído las esquelas, y sobre todo la edad de los muertos del día anterior, buscando el más joven. Y ese día el más joven era yo. Y al lado de mi nombre en el listado, una esquela con mi nombre. No había duda, era yo, debajo de mi nombre estaba el de mi padre y el de tres amigos que según leí, rogarían por el descanso eterno de mi alma. ¿Amigos? ¿Tenía yo amigos? Tanto tiempo sin creer en estas cosas, y resulta que me muero y aparece gente que ruega por mi descanso eterno. Descansé una eternidad en el asiento. Si ya estaba muerto, no tenía ninguna prisa. Pero qué gasto más imbécil, una esquela. Qué asco.
No me asusté mucho, me sentía perfectamente, toda la fatiga acumulada en los días anteriores había desaparecido, todo signo de cansancio físico y mental me resultaba tan lejano que creí no haberlo vivido nunca. Me eternicé en el asiento, pensando todo lo que me hubiera gustado hacer antes de morirme y no había hecho, todas las tareas pendientes, todos los misterios sin resolver de mi vida, todas las cosas que los amigos me habían prestado y no había devuelto, todas las malas respuestas dadas aquí y allá y de las cuales en ese momento me arrepentía...
Estaba muerto, pero seguía allí, sentado, donde siempre, aunque no sabía por cuánto tiempo. Tenía que hacer el orden el día, distribuir el tiempo, para no tener que irme sin antes haber hecho ciertas cosas. ¿Por cuánto tiempo iba a estar allí? ¿de cuánto tiempo disponía? ¿Estaba allí porque tenía aún algo que resolver? Por ejemplo, me gustaría, pensé, comer tortilla de patatas; un buen empacho de tortilla de patatas.
O me apetecía hablar, decir lo que no había podido decir en meses, en años… entonces daba igual decirlo, ya no iba a peligrar mi reputación, mi futuro, estaba muerto… quería estar con mis amigos más tiempo del que las leyes de la naturaleza me permitieran; nunca estaba el tiempo deseado con la gente con la que me hubiera gustado estar, así que lo iba a hacer. "Amigos" no, dejaré de llamarles "amigos", si es que alguna vez los había tenido; no, dejaré de llamarles así porque los muertos no tienen amigos.
Hasta el aburrimiento. Hasta agotarnos el uno a otro. Quería hablar hasta que ya no hubiera más temas de los que hablar.
No sabía qué hora era, mi reloj estaba parado, cosas de muertos, claro, llevaba mucho tiempo parado, y yo lo había achacado a que estaría estropeado… no, es que estaba muerto… y yo no solía llevar reloj… qué tontería…
Me levanté y comprobé que era invisible, claro, estaba muerto...
Me aposté tras una columna y observé la sala de lectura. Qué ambiente más rancio, todos mirando los papeles, con la cabeza gacha, adiós cervicales. Mierda de biblioteca. Veinte, veinticinco personas dejándose los ojos en los libros y cuadernos. Qué pérdida de tiempo, para morirse luego… Mi amigo era uno de ellos. La cabeza a ras de folio, la espalda totalmente arqueada. La eterna rutina era llegar yo y corregirle la postura. ¿Pero como hacerlo en mi situación? Tuve una idea, me acerqué a la estantería, y cogí un libro, lo hojeé, y pensé en la suerte que iba teniendo, pues aún podía mover las cosas. Qué suerte, podía mover las cosas, pero estaba muerto. Entonces me acerqué a mi encorvado amigo, por detrás, le cogí por los hombros, y le coloque estos en el centro del cuerpo, ni muy delante ni muy detrás, él se estremeció, normal, no siempre te toca un muerto. Al moverle los hombros hizo lo de siempre, colocar el resto de la espalda, coger una postura más correcta, más indicada para el que pasa 12 horas al día estudiando. Miró a los lados, y claro, no vio nadie, yo era invisible, y seguramente pensó en mí, pues yo le hacía siempre eso, tirarle de los hombros. Le solté y él se quedó derecho.
Intentó concentrarse en el estudio. Me senté en la misma mesa, frente a él, con las piernas encogidas. ¿Cómo morí?, pensé yo. ¿Olería mal? Él no parecía notar mi mal olor. Mi olor a muerto. Leyó un par de líneas, escribió un par de frases, y se puso a mirar al techo… Eh, que estoy aquí. Que estoy aquí. Muerto, pero estoy aquí
Alquimia es un fanzine. De los de porquesí. De los de porquemedalagana. De los de ¿yporquéno?
En Alquimia se escribe, se pinta, se fotografía y se dibuja. Y si quieres que se haga algo más se hace, ¿por qué no? Después se imprime, se dobla y se manda por correo. Y si quieres que llegue a tu casa llega, ¿por qué no? (sólo hace falta tener los buzones muy abiertos).
Alquimia es un fanzine. De los que no tienen puertas. Pasa y lee, pasa y mira, pasa y escribe. Pero pasa, no te quedes afuera, que se escapa el gato y nos agarramos un catarro. Esto es una fiesta a la que todos y todas estamos invitados e invitadas.
esta foto hace referencia al comentario aparecido en esta entrada
su autor dedica el nº de diciembre a la hora de nico, nosotros le dedicamos la siguiente foto de manolita:
hoy me han llegado por correo postal dos números de la revista alquimia, y leyendo la primera página del nº 14 me he puesto muy contento, mucho; luego me he cabreado por otra cosa y me he cargado el ratón... el del ordenador, quiero decir... cosas de la vida... ahora acabo de pensar que cuando termine de escribir esta entrada me voy a meter la guía del ocio por el culo,
como nadie me enseñó a naufragar
he caído en el lugar más agreste,
en el terreno minado aqueste,
sin agua ni comida que tragar;
pudiera yo, sin dudarlo, encauzar
mis pasos lejos del muladar éste,
escapar de éste como de la peste,
mas aquí pide mi mente parar;
se llama él eduardo, puedo observar,
¿y qué más?, laporte, (jamás oído),
y utiliza algún vocablo "letal"...
mira por dónde, y en donde fui a dar
sin poder huir, de sueño vencido,
en el blog del náufrago digital
La primera vez que Martín fue a clase de teatro lloró mucho. Lloró tanto que se le empañaron las gafas.
A Martín le gusta el ajedrez, comer macarrones y pasar sus textos a ordenador.
Martín tiene 7 años.
Aquella vez, la de la crisis de llorar y eso, tenía seis.
"Los niños me dicen que soy pequeño como un gusano"
Martín pequeñocomoungusano padeció ayer las crisis de otros en su clase de teatro.
Todo estaba alborotado cuando la profesora decidió que sería buena idea que los niños se sentasen un ratito en la silla de los aburridos, que es una silla que se ha inventado esa profesora para que los niños se relajen.
Martín pequeñocomoungusano se sentó en su silla con cara de que aquella crisis del alboroto no iba con él.
Entonces, la profesora le pidió que explicase a sus compañeros qué era aquello de la crisis.
Martín pequeñocomoungusano miró a la profesora, miró a sus compañeros y dijo:
"Pero, ¿la crisis en general de España o esta de clase?"
Y Martín pequeñocomoungusano se comió la manzana.
Enterita.
11. Y, llegados a este punto, voy a estar tan borracha que me voy a meter la botella de champán por el culo, homenajeando al Niculismo.