lunes, 30 de abril de 2007

Yo cuando tenga dinero seré pijo

Yo cuando tenga dinero seré pijo. Iré a merendar al VIPS. Todas las tardes. Tortitas. Tortitas con mierda.

Trabajé en el VIPS y antes de echar nada en las tortitas me metía el dedo en el culo y lo restregaba bien por la tortita. Y la gente se las comía. Si lo veían, pensaría que era una marca de chocolate, pero no era chocolate. Era mierda. Sí, mierda. No hay que pensar que alguien había metido el dedo en su culo y lo había pasado por encima, no, era mierda. Lo que había dejado encima era mierda. Tal cual. Recién “adquirida”. Tenía dos opciones. O eso o darlas una ostia. Y como necesitaba trabajar, era mejor no darlas una ostia. Eran viejas, sobre todo viejas. Me tenía que contener, sobre todo al principio, cuando decía qué van a tomar, tortitas, ¿con nata? Con nata. Con mierda, pensaba yo. Sentía impulsos de darlas, pero a los tres meses se me fueron pasando esos repentes, me decían con nata, con chocolate, o con sirope, qué palabra más imbécil, sirope, y yo fríamente iba a la cocina, hacía el pedido, y cuando me lo traían, cuando nadie miraba, todos muy ocupados, cada uno haciendo lo suyo, unos escupiendo, otros echando legañas o caspa en los profiteroles y diciendo que es coco rallado, en el VIPS cada uno respeta lo que hace el otro, menos romper platos, puedes hacer de todo, entonces yo me metía el dedo en el culo y llevaba a cabo mi pérfida venganza. Era una venganza a pequeña escala. No trascendía, no creo que nadie muriera por ello. Pero yo me quedaba muy a gusto. Ante la impotencia de dar ostias, darlas a comer mierda me sosegaba. Además no se diferenciaba mucho del resto de lo que iba en el plato...

domingo, 22 de abril de 2007

Ey, que yo también me caso.

Cuando llego a casa es el único que me hace caso, que me dice cosas mientras bebo un vaso de agua antes de irme a la cama, que me responde cuando le saludo, por eso he decidido que me caso con él. Con el canario. De hecho no sé si es macho o hembra, sólo sé que me caso. Le he preguntado, y está de acuerdo. Un día de estos nos casamos, y de testigos tengo a dos hamsters, uno se llama manolita, en mi honor, y la otra se llama algo tan simple como blanquita, porque es blanca.

El canario no tiene nombre, pero me caso.

Ahora que todos los que me rodean se casan, yo también.

lunes, 16 de abril de 2007

Una mujer entra en el escenario dando el pecho a dos muñecos con forma de bebé.

Los deja caer al suelo y cuando se golpean contra el suelo frío dice:

Quiero tener gemelos.

¿Cómo se llama la película?


extracto de la hora de nico nº 6

Quiero ser papa. Para hacer así con los brazos. Levantarlos y saludar con mis dos brazos en alto. “Os quiero”. “Os quiero”. “Y os vais a salvar todos si hacéis lo que yo os digo”.

Quiero también tocarme el corazón con la mano, haciendo ver que estáis todos aquí en mi corazón y que os quiero a todos mucho, y que tengo un corazón tan grande que cabéis todos. Es lo que tiene hacerse papa, te ensanchan el corazón. El cómo, no lo sé.

También quiero que todo el mundo se ponga la pulsera con mi nombre que sacaría la razón, porque cuando se trata de mamarrachadas, la razón siempre gana. Y en la pulsera se podrá leer “no tengáis miedo, que ya he llegao, y os voy a guiar por la buena senda, asín que seguirme.”

También quiero dormir en el vaticano, en una cama con dosel, y tomarme una ostia en la capilla sixtina, para desayunar, y salir de excursión con los obispos por toda la ciudad, y por el campo, y llevar ostias en la mochila, para cuando nos entrara el hambre, al fin y al cabo son pan sin levadura, y también dar ostias a todo el mundo, porque sería papa y sería bueno, y estaría en contra de la guerra, porque sería cristiano, es lo que tiene hacerse cristiano, que te adjudicas directamente unos valores de comportamiento que no te has ganado. Yo haría una cruz con una mano y ya está, ostias benditas, ostias para todo el mundo, las repartiría con mis manos... Y las remojaríamos, claro que sí, las remojaríamos con un poco de vino que llevaríamos en cantimploras, y haríamos varias paradas a lo largo del camino, porque claro, seríamos mayores, como todos los papas y los obispos. Y para pasar los tramos difíciles tendríamos que remangarnos un poco los faldones, para que nos llenen de pajitas, y que no se nos enganchen con las zarzas, y en ciudad, para saltar los charcos sin mojarnos. Y todos me seguirían, porque sería papa, y yo diría “No tengáis miedo”, y “Seguidme”, y nos adentraríamos por las selvas más tenebrosas sabiendo siempre que al final del túnel hay una luz.

Y de vuelta a casa, otra ostia contemplando la capilla sixtina y cuando suenen los lunis, que allí se llamarán lunedís, porque allí dicen las cosas en italiano, a la cama con dosel, que mañana será otro día.

Qué apacible vida de papa haría yo.

sábado, 7 de abril de 2007

miércoles, 4 de abril de 2007

Ya sé lo que voy a hacer en semana santa

Ya sé lo que voy a hacer en semana santa

Me voy a quedar en Madrid

Voy a ir a las procesiones con una camisa rosa, chanclas y unas bermudas con palmeras

Voy recorrer la gran vía de rodillas con un cucurucho en la cabeza

Y el culo al aire

Y con un fajo de billetes asomando de un bolsillo

Y luego voy a entrar en el vips

Y voy a pedir unas tortitas

Con mierda