domingo, 30 de mayo de 2010

hay una niculista,

que ha descubierto que no es la única niculista que existe y ahora quiere dejar de serlo,
pero no sabe que no se puede dejar de serlo,

niculismo del día,

esto era una vez uno que se levantó una mañana,
con miedo abrió la puerta del baño,
miró al suelo con el corazón en un vilo,
y encontró varios cadáveres de cucarachas,
se colocó bien las gafas,
y sí, era cierto,
no era un sueño,
cerró,
fue a la cocina,
abrió la puerta de la cocina,
y miró al suelo con el corazón en un vilo,
y varios cadáveres de cucarachas,
cerró la puerta,
volvió a la cama,
nada le apetecía ya de la cocina,
ni del baño,
y antes de dormirse de nuevo ya se había dado cuenta de que los amigos son un culo,
 
culo,

sábado, 29 de mayo de 2010

canto a los amigos,

los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,


los amigos son un culo,
los amigos son un culo,
los amigos son un culo,


los amigos son un culo,

martes, 25 de mayo de 2010

esto era uno,

que tenía una casa y le daba miedo entrar al baño, y no lo usaba,
y le daba miedo entrar en la cocina, y no entraba,
y hacía sus cosas fuera,
y cuando comía algo era fuera,
y que tenía un sofá y no lo usaba,
y que tenía más de 10 platos de diferentes tamaños.
más de 10 vasos y más de diez tazas
empaquetadas,
porque no las usaba,
y si acaso las usaba,
usaba uno,
pero no los usaba,
y más de 10 cucarachas, perdón, quise decir cucharas,
más de diez cucharas grandes, y pequeñas,
y más de 10 tenedores, grandes, pequeños,
y muchos cuchillos,
y muchas servilletas de papel,
para limpiarse los morros cuando comía,
pero no comía,
nunca,
no comía,
y le daba miedo subir a dormir,
y dormía en la calle,
porque arriba no podía,
y luego un día se volvió loco,
y se acabó,

pavor,

al pensar que ya es hora de volver a,
al echar a andar hacia,
al doblar la esquina de mi,
al sacar la llave de mi,
al subir las escaleras de mi,
al abrir la primera puerta de mi,
al encender la luz de mi,
al abrir puertas de mi,
al temer encontrar cucarachas en el suelo de mi,
al mear antes de irme a la cama de mi,
al taparme con las sábanas en la cama de mi,
al intentar dormir en mi,

la calle,

esto era uno que se fue a vivir a una casa que le daba tanto miedo tanto miedo, que no podía subir a dormir, y acabó durmiendo en la calle,

sobro de todas partes i,

esto son 4 que entran a un bar,
uno de ellos pregunta con complicidad a otro: "¿caña?",
luego a otro: "¿caña?",
luego le dice al camarero: "tres cañas",
luego quita los ojos del camarero y se da cuenta de que había un 4º,
le pregunta "¿tú querías algo?",
el 4º responde "no",
el 4º era yo,

el 4º siempre soy yo,

tengo alergia,

me dan alergía los gatos,
me dan alergía olivos,
me dan alergia los jetas,
me dan alergía las plantas,
me dan alergia los interesados,
ma da alergia el polen,
me dan alergía los perros,
me dan alergía los egoístas,
me dan alergía los actores,
me da alergia la hierbabuena,
me dan alergía los famosos,
ay,
 

domingo, 23 de mayo de 2010

Solidaridad negra o marrón

Una noche al entrar en la cocina encontré una rodeando un bote metálico recién comprado para dejar secar los cubiertos. Di un grito. Había generado un par de años antes una aversión hasta entonces desconocida. Así, sin más. Sin avisar. Y desde entonces no había vuelto a ver tantas juntas. Saqué el spray y apliqué bien de pulsaciones sobre todo el fregadero, los cubiertos y hasta un poco de pan que tenía cerca. Dio un par de vueltas por el mostrador, cada vez a menor velocidad, y finalmente se paró bastante moribunda, moviendo las patas penosamente. Acto seguido rocié cada rincón de la mínima cocina y cerré la puerta. Una hora después, diez más, de variados tamaños, salían lentamente, en sus últimos estertores, por la rendija de la puerta de la cocina. Era un sábado a la 1 de la mañana. Me fui a dormir pensando que saldrían las que quedaran, esa noche, y me devorarían en mi sueño. No ocurrió así. La mañana siguiente amaneció pero yo me hice bastante el remolón en la cama, porque sabía que iba a pasar frío fuera de las sábanas, y temía además lo que me esperaba en la cocina al abrir la puerta. Cuando finalmente me levanté y fui a la cocina, había otras 10, número redondo, panza arriba y moviendo las patas, pero esta vez eran todas bastante grandes. Las recogí con asco y, tal como había hecho la noche anterior, las eché al váter a las 10 juntas.  La noche siguiente el número bajó y ya no eran 10 sino 8, y así fue bajando progresivamente hasta que una semana después llegó una noche en que no apareció ninguna, y me di cuenta de que no me habían devorado mientras dormía. Todo ello gracias a la cantidad de consejos que seguí, de conocidos y de desconocidos. Esto de las cucarachas, hace aumentar la solidaridad en las relaciones humanas, como pocas cosas consiguen en el mundo. Ni si quiera las grandes desgracias.

Hubo gente que decía convivir con ellas y no sufrir. Otros invocaban al acostumbramiento. Prometían que pasados unos meses, uno deja de gritar, y se limitaba a dar a la susodicha un pisotón sin inmutarse mientras hacía cualquier otra cosa, o a echarla al recogedor, si estaba ya muerta. Por cierto, que hubo una muy servicial que se fue a morir sobre el recogedor, ella solita.

Otros me preguntaron que si la casa era vieja, y yo respondí: 86 años. Otros que si había estado deshabitada, y yo respondí: un año. Otro que si eran marrones o negras, y yo respondí que marrones, pero no llegué a saber si radicaba la importancia del asunto en el color, porque al contestar, el otro puso una cara grave, y se dio la vuelta. Otro me dijo después que las marrones se había comido a las negras. Yo entonces pensé en que si seguían con hambre, irían a por mí, lo cual me desasosegó bastante. Pero qué majo aquél, qué solidario, interesándose por el color de mis cucarachas.

Otros me dijeron que pusiera tal o cual producto y que no dejara migas ni nada de comida fuera de la nevera, y pensé que si yo fuera una cucaracha nocturna y tuviera hambre, y no hubiera nada en la cocina al alcance, iría sin dudarlo a comerme con nocturnidad al que estuviera durmiendo plácidamente en su cama con la barriga llena.

Esto de las cucarachas me hizo no entrar en la cocina a preparar nada durante una semana entera, ni si quiera a tomarme un desayuno rápido. Prefería llevarme algo de fruta para el camino. Y también me hizo darme cuenta de la solidaridad del ser humano en estos momentos de malestar de uno. En todos esos desconocidos que te dan consejos, porque claro, quien mas quién menos conoce el tema de las cucarachas; quien más, quien menos, ha visto los documentales donde dicen aquello de la bomba nuclear y las cucarachas; quien más, quien menos, ha gritado alguna vez al ver a alguna sobre su fregadero; quien más, quien menos, me ha recomendado polvos, sprays, cajas negras, de todo lo que hay en el supermercado.

Hace dos noches vino un amigo solidario a casa, y cenamos algo y miramos por las rendijas, y me confortó, y me dio ánimos, y luego de cenar se fue. Y qué alegría, al día siguiente no apareció ninguna. El primer día que no aparecía ninguna. Al día siguiente fui muy feliz. Pensé que ya había podido con ellas. Pensé que había ganado. Que la solidaridad había triunfado en el mundo.

Eso fue ayer. Ayer fui muy feliz. Hoy me he levantado y me he encontrado 8 cadáveres panza arriba moviendo las patorras, esperando que las recogiera y las tirara por el váter. Eran bien grandes. La solidaridad no sirve para nada. Ni negra, ni marrón.

Para nada.

 

jueves, 20 de mayo de 2010

autodestrucción iii,

me paso el día autodestruyéndome,
me autodestruyo cada vez que saludo a los que no quiero saludar,
me autodestruyo cada vez que quedo con gente con quien no quiero quedar,
me autodestruyo cada vez que me niego,
me autodestruyo cada vez que hablo con quien no quiero hablar,
me autodestruyo cada vez que me lleva a un bar algún egoista de esos que veo cada día,
me autodestruyo cada vez que escucho a quien no quiero escuchar,
me autodestruyo cada vez que soy educado,
me autodestruyo cada vez que altero la hora de la comida,
me autodestruyo cada vez que los egoístas me llevan a los bares,
cada vez que me llevan a los bares,

me paso el día autodestruyéndome,
me autodestruyo cada vez que me paro con alguien con quien no me quiero parar,
me autodestruyo cada vez que me llama crudo,
me autodestruyo cada vez que voy al teatro y no lo entiendo,
me autodestruyo cada vez que voy al teatro y lo entiendo,
me autodestruyo cada vez que voy al teatro,
me autodestruyo cada vez que quedo con martín,
me autodestruyo cada vez que me doy cuenta de que martín se aprende de memoria lo que escribo aquí,
me autodestruyo cada vez que alguien me oye por la radio,
cada vez que alguien me oye por la radio,

me paso el día autodestruyéndome,
me autodestruyo cada vez que alguien me manda un mail,
me autodestruyo cada vez que leo ese mail que me mandan,
me autodestruyo cada vez que alguien me oye en la radio y me pregunta algo,
me autodestruyo cada vez que recibo un correo que me obliga a responder,
me autodestruyo cada vez que alguen me dice por la calle "te oigo por la radio",
me autodestruyo cada vez que llamo a crudo,
me autodestruyo cada vez que dejo unmensaje en el contestador de crudo,
me autodestruyo cada vez que me miras,
me gastas,
me agotas,
me miras,
me ignoras,
me autodestruyes,

culo,

autodestrucción ii,

el niculismo ha nacido para autodestruirse,

autodestrucción i,

el niculismo se autodestruirá en breves momentos,

un fútbol,

hoy me ha llevado martín a ver una obra de teatro y luego me la ha explicado,
y luego me ha llevado a ver un fútbol,
en un bar,
se ha puesto a gritar nada más entrar al bar,
porque estaba la tele puesta y los jugadores corriendo por lo verde,
él gritaba, hablaba con todos los desconocidos del bar,
una chica de detrás ha dicho cosas como "a ver si te de un ictus" o "que te dé una hemiplejia temporal", pero luego ha comentado con martín que los del fondo del bar eran radicales porque decían cosas a los jugadores negros,
el camarero nos ha puesto un bocadillo de jamón son el jamón cortado sin mirar, porque había fútbol,
alguno daba golpes en la barra porque no le gustaba que su equipo no metiera goles,
otros gritaban enfadados y se ponian muy violentos, incluído martín, porque su equipo no metía goles,
y de repente cuando llevábamos mñas de media hora y yo ye me estaba entreteniendo en seguir una pelota en la tele, por hacer algo, alguien ha metido gol, y todos se han enfadado y se han empezado a ir, han pagado y se han ido,
y ha dicho martín: "vámonos"
y esa ha sido mi tarde de fútbol,
qué entretenido,
me he guardado el recuerdo de mi tarde de fútbol para metérmelo ahora por el culo,
es donde mejor pueden estar este tipo de cosas,

martes, 18 de mayo de 2010

el color de las cucarachas,

alguien me preguntó si son marrones o negras

y yo le dije que marrones,
y puso cara de interesante,
aja,
dijo,
aja,

bah,
que más da,
lo mejor es que se vayan,

arroz con cucarachas v,

ahora está haciendo más arroz con cucarachas,

en la cocina

le voy a preguntar si mis cucarachas también las puedo echar al arroz,

arroz con cucarachas iv,

martín mete el arroz con cucarachas en la nevera,

para que las cucarachas estén fresquitas,
luego lo saca y lo mete en el microondas,
y así las cucarachas están calentitas,

el aroz con cucarachas iii,

creo que el arroz cucarachas se vende por separado del otro arroz, el rojo y el blanco,

bah, qué de arroces,
pero estaba rico,

arroz con cucarachas ii,

me ha dicho martín que me va a enseñar a hacer arroz con cucarachas,

que es fácil,
además es que estaba rico,

arroz con cucarachas pequeñitas,

me ha dao e cenar martín,

los restos de comida,

me han dicho que no deje restos de comida en la cocina por la noche,

pero si no los dejo,
tengo miedo de que las cucarachas al no encontrar nada que comer en la cocina,
salgan de la cocina y me coman a mí mientras duermo,

martín vive en una casa sin cucarachas,

estoy en casa de martín,

miro a las paredes,
hay manchas oscuras,
me acerco,
no son cucarachas,
martín vive en una casa sin cucarachas,

jueves, 13 de mayo de 2010

pronto,

pronto saldrá el especial de la hora de nico dedicado a las puertas, con muchos colaboradores, incluido uno que me acaba de tocar un hombro y me hecho mucho daño,

ay, mi hombro,

miércoles, 12 de mayo de 2010

"el periodismo posdramático afortunadamente todavía no se ha inventado" (j.a.v.)

el uno y el otro,

el uno: el profe de mi cole está diciendo lo mismo del otro día,

el otro: ya, es que sólo sabe eso, y lo repite,

las 3 etapas del niculista,

las 3 etapas del niculista son:

- el preculo

- el culo

- el postculo

eh,

en cualquier momento la hora de nico se puede volver a autodestruir,

es verdad,

no es guasa,

martes, 11 de mayo de 2010

"la esperanza huele a pescado" (t.u.)

los premios,

me voy a meter la televisión por el culo,
porque da premios de teatro a los actores de la tele, por ser actores de la tele,
tururú x3,

"todo es culo, aunque pensemos lo contrario" (goethe)

"el culo es lo único que nos quedará después de que todo pase" (becquer)

nico es un mierda,

y no sirve para nada,
no os pongáis tan tristes,
que no,

sábado, 8 de mayo de 2010

,,,

la hora de nico se autodestruirá en pocos minutos,
 

siete,

creyó que tenía un amigo,
uno,
porque sabía que los demás ya no los tenía,
le quedaba uno solo,
pero pasó que cuando se sacó los ojos,
y se los iba a regalar,
porque era su amigo,
su único amigo,
y los ojos habían sido tan importantes para él,
y le habían sido tan útiles,
y había visto tantas cosas con ellos,
pues cuando se sacó los ojos,
y se los iba a regalar,
se dio cuenta de que su amigo ya no lo era,
y los tiró por el váter,
pensó que si esa última persona a quién podía confiarle los ojos,
ya no era su amigo,
los ojos estarían mejor en el fondo del váter,

seis,

si un día me levantara,
y después de desayunar,
que me gusta mucho,
pensara un poco,
y me acordara de que tengo un amigo,
le regalaría mis ojos,
no los tiraría por el váter,

viernes, 7 de mayo de 2010

cinco,

si tú fueras mi amigo,
tú,
te regalaría mis ojos,
no los tiraría por el váter,

el amigo,

érase una vez un tipo que le dijo

                               a un amigo que tenía

                                       que iba a hacer una cosa,

una cosa que le suponía mucho esfuerzo,

una cosa que le suponía un reto,

una cosa para la que iba a necesitar apoyo,

una cosa a la que se le podía ayudar de muchas formas,

una cosa difícil pero fácil,

una cosa que todo el mundo hace,

una cosa importante,

una cosa para la que necesita un empujón,

un aliento,

 

y ese amigo que el tipo tenía,

ese amigo que por el hecho de serlo

      sabía lo que significaba la cosa para el tipo,

en vez de empujar al tipo,

en vez de alentar al tipo,

prefirió hacer otra cosa,

como pasar del tipo,

como hacer lo contrario de lo que el tipo esperaba del amigo,

 

y el tipo entonces se empezó a acordar

         de todos las cosas a las que no le había alentado el amigo,

y el tipo entonces unió los cabos sueltos

                        y se dio cuenta de muchas cosas,

y el tipo entonces pensó en el egoísmo

      y llegó a la conclusión de que los amigos son egoístas,

porque el tipo generalizó,

pues si el amigo era un egoísta,

entonces los amigos son egoístas,

es una regla que tiene el tipo,

de lo concreto a lo general,

y para el tipo esa regla se cumple,

 

el amigo es un egoísta,

entonces los amigos son egoístas,

cuatro,

si un amigo tuviera,
uno sólamente aunque fuera,
le haría un regalo,
un regalo para un amigo,
mis ojos,
que no irían a parar al váter,
eso haría si un amigo tuviera,
 

jueves, 6 de mayo de 2010

tres,

si tuviera un amigo,
sólo uno,
le regalaría mis ojos,
no los tiraría por el váter,
no,
no,
no,

dos,

si tuviera un amigo,
sólo uno,
le regalaría mis ojos,
no los tiraría por el váter,
 

martes, 4 de mayo de 2010

uno,

si tuviera un amigo,
sólo uno,
le regalaría mis ojos,
no los tiraría por el váter,

lunes, 3 de mayo de 2010

El sillón para leer

En Semana Santa, uno de esos días que no era festivo y no tenía obligaciones tales como trabajar, fui invitado a comer a casa de un amigo. Él dijo que yo ya había ido a esa casa. Yo pensaba que no, pero no se lo aseguré, hasta un rato después de comer, en que me enseñó el resto de la vivienda, y vi la habitación para la leer, con el sillón para leer. Cuando vi aquel sillón rodeado de libros en cada pared, miles de libros, estuve completamente seguro de que no había estado nunca allí, porque me habría fijado en eso. Cuando lo vi, me di cuenta de que ya no leo, y pensé que quizá es porque no tengo un lugar para leer, un sillón como aquél. Me dio mucha envidia. Pensé en todas aquellas veces en que he tenido ganas de tirar todos los libros porque no los puedo leer. Puede ser que no me haga falta un sillón, tal vez con una silla me conformaría. Al día siguiente, paseando por Alcalá de Henares, lo comenté con otro amigo, porque la existencia de ese sillón me había impactado, y mi amigo me dijo que él tampoco lee, que lleva un par de años sin leer. "Qué coincidencia", pensé. "¿Serán un par de casos aislados o una epidemia?", le dije. Pero él no respondió.

 

Esta Semana Santa me acordé de mi infancia y de mi juventud en que yo lo leía todo. Cuando iba al colegio me cogía 1 libro juvenil de la biblioteca del colegio antes de ir a casa a comer, a las 12 del mediodía, y al regresar para la clase de por la tarde, a las 3, ya me lo había leído. Para los fines de semana me prestaba la profesora, incumpliendo las normas de la biblioteca, 5 o 6 libros, porque si no, me aburría en casa. Cuando terminé con todo el catálogo de la biblioteca (las aventuras de Los Cinco, de Los Siete Secretos, de Los Hollister, de Guillermo), empecé a leer lo que había en casa, que era poco variado y realmente no para mi edad (las obras completas de Galdós, los libros sobre vida familiar y sexualidad de los años 70, y las novelas de Martín Vigil). Esta segunda etapa de mi vida de lector no sé hasta qué punto la aproveché, o hasta qué punto entendía lo que leía en ella. En mi casa no importaba lo que el niño, yo, leía, porque mi padre no me miraba cuando pasaba por el salón y me esquivaba para no tropezar conmigo, y mi abuela no sabía distinguir los libros, pero alguien de fuera de casa, un primo mío debió de darse cuenta de que la cosa no podía seguir así, que para un niño de 10 años no era esa la mejor lectura, y empezó a llenarme la habitación con libros de aventuras, y novelas de Julio Verne, y todo aquello que en su juventud había leído (me llevaba y me lleva 15 años). Y así leí otro tipo de libros más interesantes para mí que lo que poblaba mi casa. Y empecé a acumular en mi habitación miles y miles de libros, que la familia me compraba, porque cuando íbamos a algún supermercado o tienda, yo me paraba en la sección de ofertas de libros, y hasta que no me regalaban algo no me movía de allí. Como era un niño nervioso, aquella era la mejor forma de entretenerme, comprarme novelas de misterio de Agatha Christie y de Simenon, y de muchos autores cuyo nombre he olvidado, pero que están cerca de mí cuando escribo esto, en las paredes de mi habitación. Después, cuando pasé de los 15, cayeron en mi mano los best-sellers americanos. Y más tarde empecé a estudiar muchos idiomas y a tener libros en todas esas lenguas.

 

Ahora que me planteo dejar esta habitación que he ido llenando de libros diversos desde la infancia, me surge el dilema de qué hacer con ellos. Porque desde hace varios años no leo, y entre los que ahora tengo hay muchos libros que no he leído. Y pienso si el motivo de no leer es que no tenga un sillón para ello. Debe de haber un momento en que dejé de hacerlo. No fue al entrar internet en mis tardes, no, ni fue al cambiar de trabajo ni al producirse algún cambio importante en mi vida. ¿La culpa es de los libros? ¿Los libros ya no me dicen nada? ¿Fue de repente y no recuerdo cuándo ni por qué o fue progresivamente? Ahora que me voy a ir a vivir a otro sitio, una de las cosas que más ilusión me hace es tener un lugar para leer, quizá me consiga yo un sillón como ese de mi amigo, para leer, para ver si vuelvo a leer. Y me planteo la cosa más importante: ¿si tuviera un sillón para leer, leería? Acabo de caer en la cuenta de que no le pregunté a mi amigo si él le daba el uso correcto a ese sillón.

 

nico guau

domingo, 2 de mayo de 2010

los egoístas,

los egoístas están en todas partes,
cuando menos te lo esperas te escriben,
cuando me nos te lo esperas te llaman,
hay que tener cuidado con los egoístas,
 

sábado, 1 de mayo de 2010

los egoístas,

los egoístas están por todas partes,
mires donde mires aparecen los egoístas,
con su cara de egoísta,
su camisa pija de egoísta,
su pantalón pijo de egoísta,
y su música metida en los oídos,
música de egoísta,
que sale de un cacharro aplanado de egoísta,
 
y en plena conversación miran el móvil varias veces y lo contestan,
porque son egoístas,
o llaman a alguien por teléfono,
mientras les estás contando algo importante para ti,
y toman lo que no es suyo,
además de lo suyo,
o aparte de lo suyo,
o porque piensan que nunca tendrán uno suyo,
y por eso te cogen lo tuyo,
y no se acuerdan de ti nada más que en su propio beneficio,
y te piden cosas de egoísta,
sin pensar en ti,
sin acordarse de ti,
 
y a veces te llaman,
y les oyes al otro lado del teléfono con su voz de egoísta,
pidiéndote algo que tú tienes y ellos no tienen,
o sólo tienen uno,
y quieren también el tuyo,
y tú acabas dándoselo,
porque el egoísta tiene ese poder,
el de engatusar,
 
y luego pasa el tiempo y te olvidan enseguida,
y lo que una vez te tomaron,
ya lo han olvidado,
porque los egoístas tienen la memoria frágil,