viernes, 30 de marzo de 2007

me encontré a tu padre

El otro día pasé al lado de tu padre, por la calle, justo cuándo él pasaba al lado de un montón de estiércol. Me saludó y me paré a hablar con el un momento. Olía mal el ambiente. No sé si era tu padre el que olía mal, o era el montón de estiércol. Tenía a tu padre a un lado y el estiércol al otro lado. No sé qué huele peor, si tu padre o el montón de estiércol. Nos despedimos pronto. Fui a entrar al metro, me dieron un periódico gratuito, lo abrí, y vi que tu madre estaba a low cost.

martes, 6 de marzo de 2007

SOY EXTERMINADOR DE CUCARACHAS

Soy exterminador de cucarachas. Las sigo y acabo con todas. Llevo muchos años dedicándome a esto. Conozco sus escondites, conozco sus costumbres, las conozco a todas. Porque las cucarachas se esconden donde menos te lo esperas, sí, coges una lata de la despensa y debajo aparece una cucaracha, y piensas si no estás tocando la misma parte de la lata que ha tocado la piel de la cucaracha, y te da asco, y a veces gritas, otras veces corres tras ella y la intentas pisar, y a veces lo consigues, pisas, y suena, y pisas otra vez, porque aún mueve las antenitas, y pisas otra vez... Y arrancas un par de metros de papel higiénico porque no quieres que la sustancia pegajosa de las tripas de la cucaracha te manche la mano y la coges como puedes y casi sin mirar, con el papel de por medio, bien dobladito, y piensas que se sigue moviendo, pero no se puede seguir moviendo, hace ya rato que está muerta, entonces piensas en algo agradable, como en los regalos de cumpleaños, mientras corres hacia la papelera, y metes el cadáver entre los desperdicios de plátano y sandía, bien escondido para no verlo la próxima vez que vuelvas a abrir el cubo de la basura. Para olvidar.

Pero conmigo esto ya no será necesario, soy el exterminador de cucarachas, sé donde se esconden, conozco sus costumbres, las conozco a todas. Te podría decir, por ejemplo, que dentro de esas zapatillas de deporte que has dejado en el balcón para que se aireen, hay ahora mismo una, en la zapatilla izquierda, concretamente, y puede que cuando vayas otra vez a ponértela, sientas algo entre el fondo de la zapatilla y tus dedos, una cosa que estás aprisionando contra la tela de la zapatilla, una cosa que sientes mover, y te quitas corriendo la zapatilla, y la sacudes y la cucaracha cae al suelo, hace cloc, se recoloca y se pone correr un poco trastornada por el viaje, y tú ya que tienes la zapatilla en la mano, entre gritos y escalofríos de asco, la persigues y la aplastas con ella, y después la metes en la bañera, la zapatilla, para quitarle todos los restos de cucaracha que le pudieran quedar, y luego el par de zapatillas, diciéndote a ti mismo que ya estaban muy viejas. Desde que yo cuento estas cosas, la gente sacude las zapatillas ante de ponérselas.

Yo también sé que se meten en tu armario, entre tu ropa preferida, sienten predilección por la ropa interior, por esas braguitas tan suaves, sobre todo las nuevas, y dejan sus huevos por tus braguitas recién compradas, tan calentitas, tan acogedoras, esas que te da gusto estrenar, sin saber que ya han sido estrenadas, desde el momento en que las metes en el cajón de las braguitas, ellas las huelen, y allá que se acuestan, a veces ellas y ellos, las hembras y los machos hacen el amor sobre tus braguitas y él fecunda los huevos que luego quedan en tus braguitas, y pasan a tu cuerpo. Pero nunca las verás, nunca se dejan ver, las cucarachas de armario y de cómoda son muy listas, mucho más listas que las de despensa. Las de las zapatillas son también listas, pero dentro de la zapatilla están acorraladas.

Hay otro tipo de cucarachas, finalmente. Yo os lo cuento porque soy exterminador de cucarachas y conozco sus usos y sus costumbres, y sé dónde se esconden. Y éstas últimas tampoco las verás, a no ser que entres en la sala de operaciones; yo que he realizado varias de estas operaciones, te lo puedo decir, igual que te lo podría decir un médico estomatólogo, pero claro, esas cosas, por el san hipocrates o uno de esos, se lo callan, porque han jurado sobre hipocrates como otros juran sobre la biblia. Las cucarachas internas son esas que tenemos dentro, sobre todo en el estómago, y su extracción es delicada, dificultosa e inútil, porque al poco tiempo vuelven a aparecer, se trata de una plaga humana, va en el lote, debajo de la piel, en los tejidos, y sobre todo en el estómago, donde encuentran comida fresca... Tienen toda una red establecida dentro del cuerpo, son pequeñitas, del tamaño de una uña, y saben lo que se hacen, seguro que las habéis notado a veces, por la mañana, una de esas mañanas que os levantáis con dolor de cabeza, es porque han estado de juerga por ahí por el cerebro, avanzado entre las neuronas, impidiendo las sinapsis, una persona despistada, por qué es despistada, pues muy sencillo, porque tiene una mayor concentración de cucarachas en el cerebro que impide a las neuronas establecer conexiones correctamente, y entonces se le olvidan las cosas, o se le mezclan datos, porque el mensaje le llega a la neurona equivocada, ya que rebota sobre el caparazón de la cucaracha, y sale disparado en no se sabe qué dirección. Los despistados tienen la cabeza llena de mensajes desperdigados. Y esa gente que tiene barriguita, pues por qué va a ser, porque ellas se les acumulan allí, sobre todo es gente que no se priva de nada en cuanto a comida o bebida, y entonces la cucaracha se establece cerca del estómago, pues el estómago es como el mercado de las cucarachas, y ya se sabe, en hora punta, el mercado está siempre lleno, dolor de estómago... En las operaciones de estómago, cuando los médicos rajan el estómago, salen en todas direcciones disparadas las cucarachas, a uno le dan en la cara, a otro en la ropa, por eso se ponen mascarilla cuando operan, y ellas se esconden por todos los rincones, y se convierten en cucarachas de quirófano, muy inteligentes, y por eso los quirófanos suelen estar plagaditos de cucarachas que es imposible exterminar, y por extensión, los hospitales también están llenos de cucarachas, y los restaurantes de los hospitales. A veces cuando te pica la piel es porque las cucarachas están viajando al estómago, las pobres, que van a la compra. Para esto lo más efectivo es el lavado de estómago en hora punta, que es cuando está más concurrido, aunque ya digo que vuelven a aparecer, pues las que quedaban repartidas por el cuerpo, o por el cerebro, se reproducen para equilibrar el organismo.

Lo mejor para la salud mental de la población es aprender a convivir con ellas, intentar tener una existencia pacífica al lado de las cucarachas, por eso yo doy esta charla introductoria, para empezar a conocerlas. Pero para cuando todo esto no es posible, ahí entro yo, que soy exterminador de cucarachas.

domingo, 4 de marzo de 2007

extracto de "la hora de nico" nº 4

Me agobié y empecé a empujar a gente a la vía

Viejos

Niñas

Mujeres

Gordos

Flacos

Me agobié y me saqué la minga

y empecé a mear a la gente del andén

Viejos

Niñas

Mujeres

Gordos

Flacos

Me agobié y empecé a dar ostias

a todo el mundo

Viejos

Niñas

Mujeres

Gordos

Flacos

Por norma general me siento muy agobiado

extracto de "la hora de nico" nº 10


Leonor,

Ahora tengo unos zapatos

Cuando se rompan me procuraré otros

Aunque no sean iguales

Aunque sean distintos

Aunque uno sea de un color y otro del otro

Para caminar

Para salir a la calle

Para no quedarme en casa y aparecer muerto una mañana

Hoy con mis zapatos nuevos he salido a la calle

Los he estrenado

He visto un gorrión cojo

Le faltaban las garras de una pata

Sólo tenía el muñón

Selección natural

Un pájaro sin garras no puede sacar ojos

Lo he pisado

Selección natural

He estrenado mis zapatos

Si no lo hubiera hecho yo, otro lo hubiera hecho

Ya hace frío

Pero mis zapatos nuevos no tienen agujeros como los otros

Mis zapatos nuevos son resistentes

Mis zapatos nuevos me van a durar lo menos un año

Son de acero, tienen la suela completa, no les falta ningún trozo

Si te doy una patada con mis zapatos nuevos te hago daño

Si te doy una patada en la boca con mis zapatos nuevos te salto todos los dientes

Si te doy una buena patada con mis zapatos nuevos te dejo en el sitio

Ellos ya saben matar

Ellos ya han matado

Los cordones de mis zapatos nuevos son de tripa

De tripa animal o de tripa humana,

lo mismo da,

mientras sirvan para ser atados

Tengo unos zapatos de acero atados con tendones y tripas,

para ahora que ha llegado el frío

Para ahora que me he quedado frío

extracto de "la hora de nico" nº 30

A veces me restriego los ojos con los dedos o con la mano entera, porque me pican, o me escuecen, o me lloran, o cuando no veo bien, o cuando estoy rodeado de animales que me dan alergia, o de personas que me dan alergia. O cuando me aburro. O cuando me doy asco. Me los restriego a conciencia, como si me los quisiera sacar del cráneo, o dejarlos dentro del cráneo, pero machacados. A veces me restriego los ojos sin medida. Tal como está el mundo y como está mi vida, yo me restriego los ojos, para no verla. Me doy asco. Me das asco.

A veces, también, cuando me aburro, me los saco con sendas cucharas y los dejo sobre la mesa de la cocina. Me doy un paseo por la casa chocándome con los muebles, con la paredes y con las puertas. Después, cuando me ven los amigos los golpes, se lo digo. No, que me he sacado los ojos y he ido a mear. Me he meado fuera, claro. Y soy el rey de la fiesta haciendo estos comentarios. Ellos se creen que estoy de guasa, pero no, yo hablo muy en serio. Los dejo sobre la mesa de la cocina y ya volveré a por ellos. Tal como está el mundo.