domingo, 6 de diciembre de 2009

un cuento,

esto era una vez uno que hoy tenía dos entradas para una cosa y buscó compañía, y llamó a gente para que le acompañara, para llevarlos a algo que sabía que a esa gente le iba a gustar; pero eso sí, sólo podía llevar a una persona, pues sólo tenía dos entradas, necesitaba encontrar a alguien para no ir solo, y la otra persona no tendría que pagar, ya que las entradas eran unas invitaciones; hizo 17 llamadas de las cuales sólo una persona cogió el teléfono, lo cogió para decir "no puedo"; las otras 16 no pudieron o no quisieron hablar con él; las otras 16 al ver el nombre de él en el teléfono que sonaba, no quisieron cogerlo, prefirieron huir de él, prefirieron no hablar con él; o quizá no lo oyeron o se lo habían dejado en casa, o cualquier otra cosa, y en cuanto vieran esa llamada le llamarían corriendo, le llamarían y le preguntarían qué sucede, por educación o por amistad, o por culo, por lo que fuera; finalmente él fue sólo y la otra invitación se la metió por el culo; tres horas después de salir de aquello, nadie de los llamados le había devuelto la llamada, y entonces él encendió el ordenador y empezó a leer las cosas de sus amigos de feisbol, que son los mejores, los que no te dejan tirado, los que te contestan cuando les dices algo, los que no te piden nada, los que son los amigos para siempre; y esa noche, antes de dormir, él decidió meterse por el culo a todos los amigos que no son del feisbol,

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