miércoles, 16 de junio de 2010

Los sabuesos

Había un teatro en mi ciudad que era de los grandes, de los de más aforo, y llevaba nombre de uno de los autores españoles más famosos del siglo XVII, acorde con la palabra "teatro", término globalizador de lo que allí se hacía. La semana pasada, en aquel espacio que ahora ha cambiado su nombre al de uno de los helados más famosos del siglo XX, acorde con la moda de cambios incongruentes de nombres de lugares, se reunió un grupo de personas de buen olfato con un candidato a poderoso en la escena española, no precisamente la escena teatral ni la de los helados. Se trataba de debatir con él, o escuchar la lectura de su propuesta sobre un plan de cultura y teatro, para cuando su partido reinase. Realmente no sé si alguno de los reunidos conocía al autor que daba nombre al teatro hacía pocos años, pero seguro que de aquellos helados habrían tomado muchos. Y lo que seguro sabían, cual buen sabueso olfateador, era que asistir a esa reunión supondrá conseguir un importante puesto en caso de que aquel tipo tenga poder en el futuro. Un puesto en algún lugar relacionado con el teatro. O con los helados. Quizá dentro de poco veamos a alguno de aquellos que asistió y se hizo la foto para la posteridad, regentando un buen teatro en el centro de Madrid, un teatro sin agujeros, un teatro sin termitas, un teatro que cierre 5 meses al año. O regentando un buen puesto de helados en una plaza céntrica de Madrid. Qué ricos están los helados, por cierto, cuando el calor aprieta. Qué necesarios son los puestos de helados. Espero que esto quede reflejado en el plan de cultura y helados que este tipo leyó la semana pasada. Ah, se me olvidaba, el teatro aquel se encuentra situado en una plaza con nombre de otro autor teatral, me pregunto cuánto falta para que se produzca el nuevo cambio de denominación.

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