soneto del agobio de la montaña de libros
libros de títulos muy variados
de autores tanto o más, tocan el cielo
de este cuarto heredado y por un pelo
no fueron por la ventana arrojados;
ya los colocaré con mucho celo
cuando estén tiempo, espacio, de mis lados
y dejarán de estar desordenados
entre las cucarachas por el suelo;
de dónde saqué tantos, me pregunto,
para qué compré muchos, ahora digo,
y ahí encuentro la clave del asunto:
si no son para dar a algún amigo
(no tengo), pues entonces, yo barrunto
que hasta que yo muera irán conmigo
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